martes, 10 de septiembre de 2013

Palabras de un cigarro.



Silencio de madrugada.
Las voces del viento.
Susurros escurridizos.
Oigo los chasquidos del cigarro que se consume entre mis dedos.
Noto el humo saliendo de mi interior.
Pienso en todo mientras fumo, miles de temas abordan mi cabeza.
Pero ella prevalece en mi mente, abriéndome los ojos una vez mas.
Haciéndome ver que los humanos somos tan simples y vacíos como el corazón que nos hace vivir.
Simples y vacíos como una hoja de papel,  porque así lo hacemos. Nacemos vacíos, escribimos y borramos en nuestro corazón hasta que nos gusta el poema que encontramos. Así es nuestro corazón.
Un corazón que no sabe lo que busca hasta que lo encuentra.
Un corazón que sufre por el camino hasta que llega el momento de surgir de nuevo.
De mostrar su valía sin ser atormentado por los fantasmas del ayer.
De superarse cada día sin miedos, de escribir un nuevo poema de esperanza.
Ella me lo hace ver, ella es un nuevo poema en mi vida.
Un cigarro, una noche, un escrito.